Antes de poner manos a la obra, cubrir el suelo con papel o una pieza de plástico y usar guantes.
Cualquier tipo de tinte que decidamos utilizar será siempre sobre maderas en crudo, de otro modo éste resbalará sobre cualquier tipo de barniz que haya en el mueble y el resultado final sera catastrófico. Diferente es que a un mueble pintado con un color muy claro queramos darle un efecto de madera, para esos casos recurriremos a barnices con color que además no necesitan una capa protectora como los tintes, lo que si debemos tener en cuenta es que con cada mano que le demos, el color irá siendo cada vez más oscuro.
Las patinas o glaseadores, se aplican a pincel, con un trapo o a rodillo y luego se retira el excedente con un trapo, este tipo de material es especial para maderas porosas como el roble, por ejemplo, ya que este penetra en el poro creando resultados muy llamativos, las veladuras permiten traslucir las vetas de la madera a través de un material con color pero muy disuelto.
Los tintes al agua (o acrílicos) son los mas corrientes y se pueden aplicar a pincel, pero cuidado, desde que la madera entra en contacto con el agua esta suele hace «pinchos» y no se podrá lijar hasta que le hayamos dado una mano de fijador, selladora o fondo.
Los tintes al disolvente tienen la ventaja de su rápido secado y no hacer pinchos, por contra, hay que aplicarlos a pistola y en lugares bien ventilados, utilizar siempre mascarilla adecuada para los solventes nocivos.
La madera que más variedad de tintes y efectos admite, es el pino, también el abeto o el fresno ya que son bastante blancas. Si buscamos resaltar sus vetas, siempre debemos aplicarlo con la madera en crudo, debiendo estar exenta de polvo.
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